es el pecado en sus vidas. Si pudiéramos acabar con los sentimientos pecaminosos que conducen a la impiedad, seríamos más felices. En pocas palabras, la felicidad verdadera no es el resultado de lo que poseemos, sino del tipo de persona que somos. Este es el gran secreto de la felicidad. Ahora, aquellos que son felices en esta manera (felices de dentro porque son piadosos) encuentran que están contentos con cualquier cosa que Dios les envía. Los creyentes saben que todo lo que tienen es el don de
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